En el manejo de unas 700 mil hectáreas se han adoptado este año tecnologías biológicas para la nutrición y protección de los cultivos. Este pasaje hacia un paradigma productivo más sustentable no para de crecer, apoyado en el lanzamiento de nuevas soluciones, que hacen posible maximizar rindes con un menor impacto sobre el ambiente.
En este contexto el pack para el tratamiento de semillas cien por ciento biológico que ofrece Rizobacter se instaló como la solución más completa para cuidar a los cultivos, en la práctica de una agricultura que también proteja la salud de los ecosistemas y sea capaz de crear las condiciones para regenerar progresivamente la biodiversidad del suelo.
El pack para el tratamiento combina diferentes líneas de inoculantes - productos insignias de la compañía que lideren el mercado internacional- con Rizoderma, el primer biofungicida argentino, desarrollado en alianza con el INTA.
“Se trata de una propuesta integral para el arranque. Crea las condiciones para el desarrollo de la soja en un entorno natural de nutrición y protección duradera, con el que se logran incrementar en forma sostenida los rindes y mejorar las condiciones productivas del suelo, al evitar el impacto de sustancias de origen químico”, señala Gabriel Mina, Responsable Global de Tratamiento de Semilla de Rizobacter, a la hora de marcar beneficios de los packs biológicos.
“Hay dos maneras de usar nuestras tecnologías. O la aplica el productor directamente en el campo o se hace un tratamiento industrial, luego del cual la semilla sale lista para ser sembrada, con el menor impacto ambiental. En Argentina, aproximadamente el 11% de la semilla de soja que se siembra se hace vía tratamiento industrial, pero el 89% todavía no”, precisa el experto de Rizobacter.
Protección prolongada
Rizoderma es una curasemilla totalmente biológico, basado en el hongo Trichoderma harzianum que controla patógenos de semilla y hongos de suelo. Una ventaja que presenta su formulación biológica, es que combina un triple modo de acción que inhibe la posibilidad de generar resistencias en los patógenos al bloquear naturalmente las posibilidades de reproducción y el desarrollo de las enfermedades más importantes que afectan al cultivo (Cercospora kikuchii Phomopsis Fusarium spp.) Esta ventaja se vuelve estratégica para productores y asesores, ya que les permite llegar a la primera aplicación de fungicidas foliares con un nivel más bajo de enfermedades y, por ende, aumentar la eficiencia de la aplicación.
La fertilización biológica, llave de la producción sustentable.
La fertilización biológica, es la gran alidada de los sistemas productivos sustentables. Optimiza los procesos naturales que se activan en las plantas para la fijación biológica del nitrógeno, elemento fundamental para conseguir rindes de calidad en el cultivo de soja. Desde hace 45 años Rizobacter ha ido evolucionando en la formulación de sus inoculantes para lograr la mayor eficiencia en este proceso. A través de sus diferentes tecnologías, se han seleccionado bacterias capaces de interactuar con la planta y el ambiente con mayor eficiencia. Esta práctica tiene una alta adopción en la Argentina: se estima que en el 90 % de la soja que se cultiva en el país se usa como fertilizante un inoculante biológico para el aporte de nitrógeno.
La integración de los inoculantes con el biofungicida se presenta como una de los tratamientos más innovadores de esta campaña de soja, pero viene respaldada por más de cuatro años de trabajos a campo y por una múltiple red de ensayos, que prueban un desempeño igual y hasta superior que las duplas donde está presente un producto de formulación química. La alta compatibilidad de las bacterias del inoculante con la cepa del hongo que integra la formulación del curasemilla, se muestra como un valor agregado para este tratamiento.
Bioestimulación, un paso más allá de la nutrición
La bioestimulación es otro tipo de tecnología que robustece las acciones de protección y nutrición biológica integradas en el pack de tratamiento de semillas, sobre todo en planteos de agricultura regenerativa.
Vitagrow TS es un bioestimulante orgánico mineral desarrollado por Rizobacter, que surge del aprovechamiento de residuos ricos en lignina desde donde se obtienen lignosulfonatos, polímeros de altísima calidad biológica sobre los cuales se quelatan 16 macro y micro nutrientes esenciales para el buen desarrollo de los cultivos.
Esta formulación exclusiva para tratamiento de semilla –probada a campo y con un perfil sumamente amigable con el ambiente– ejerce una acción bioestimulante, antiestresante, detoxificante (mejora la tolerancia al carry de moléculas herbicidas) y de nutrición complementaria en la semilla, que mejora la germinación, enraizamiento, implantación y desarrollo de los cultivos.
Además, se ha observado en ensayos a campo que la acción del bioestimulante, en conjunto con terápicos de semilla le permite al cultivo activar el aparato metabólico integral y defenderse de mejor manera de una enfermedad.