En el último tiempo se ha registrado un interés inédito por los alcances de la nutrición biológica en un sistema productivo. Quienes hace años están dedicados a la investigación y desarrollo de estas biotecnologías siguen con atención la tendencia y la toman como una oportunidad para hacer más evidente la incidencia de esta práctica en la agricultura sostenible, alentando a una adopción que no responda a una moda pasajera sino que se sostenga en el tiempo para lograr el impacto positivo sobre los sucesivos rendimientos de los cultivos y la salud de los agroecosistemas.
El correcto uso de microorganismos es una herramienta valiosísima que nos acerca indefectiblemente a ese objetivo de sostenibilidad a futuro. Solo por tomar un ejemplo, se propone evaluar la siguiente situación agronómica. Las leguminosas aportan Nitrógeno del aire al sistema que, a su vez, lo tomaron a través de la perfecta relación simbiótica con microorganismos específicos. La introducción de la práctica de la inoculación en estos cultivos no solo colabora con el rendimiento y calidad, sino también, garantiza el aporte de Nitrógeno a nuestros suelos. En el caso de cultivos como Vicia villosa, como cita Carlos Picchinetti (2021), el N2 residual proveniente de las estructuras vegetales tuvieron un efecto muy positivo para el maíz que le siguió en la secuencia y sin diferencias con la fertilización de 180 kg N2 ha-1 en los trabajos realizados por Gudelj y col (2010) en la localidad de Marcos Juárez (Córdoba). Similares respuestas fueron encontradas por Enrico y col (2020) pero con una fertilización de 60 kg N2 ha-1.
La incidencia de la inoculación
La inoculación es la vía de menor impacto ambiental para asegurar nitrógeno para los cultivos. Es la forma de incorporar “Nitrógeno verde”. Pero vayamos a la ecuación económica. a soja requiere 80 kg N por tonelada producida. Si consideramos un rinde promedio de 3 tn, el requerimiento alcanzaría unos 240 kg de N2. La FBN (Fijación Biológica de Nitrógeno) aporta el 60%, es decir que entrega 144 kg de N2. Una fertilización en base a urea, para cubrir esta cantidad de N2, sería de 300 kg/ha. El valor actual de urea es U$S 1000/tn, se debería desembolsar entonces, U$S 300/ha. Como contraparte, la inversión de un inoculante para cubrir estos números (sin tener en cuenta el terápico) es de U$S 4 a 5/ha. Por lo tanto, el inoculante es el fertilizante más barato y de mayor retorno económico del mercado.
La respuesta promedio país a la aplicación de la tecnología de la inoculación en soja es mayor a 200kg/ha (+8,1%) de rendimiento a favor de esta práctica. Así lo demuestran el compendio de 1.143 ensayos realizados en todo el territorio nacional y compilados a lo largo de 18 campañas agrícolas por A. Perticari, L. Ventimiglia, C. Piccinetti y M. Diaz Zorita.
Un punto no menor y a destacar, es la respuesta de la inoculación en soja y su aumento en el stand de plantas, lográndose medir hasta un 28% más de plantas en el cultivo inoculado vs el testigo sin inocular, F. Salvagiotti (2020).
Cultivos invernales como arveja, tienen un requerimiento de N2 que asciende a 50 kg/tn de grano producido. Tanto esta leguminosa como la lenteja, se destacan por la capacidad de obtener gran cantidad de sus necesidades de N2 mediante la FBN . G. Prieto (2021).
Ventajas adicionales
Si continuamos analizando los múltiples beneficios del uso de microorganismos debemos sumar la contribución de estos al aumento en la captación de otros nutrientes. Tal es el caso de bacterias como Pseudomonas fluorescens, que mineralizan la fracción orgánica de fósforo (P) del suelo y solubilizan la fracción inorgánica incrementando la disponibilidad de este macronutriente para las plantas. Además, producen fitohormonas (auxinas, giberelinas, citoquininas) que actúan como factores de crecimiento potenciando el desarrollo radical del cultivo. Estos microscópicos organismos de vida libre producen antibióticos y sideróforos que mejoran el estado sanitario del cultivo. A las Pseudomonas se les atribuye la capacidad de producir enzimas fosfatasas, ácidos orgánicos e inorgánicos, que incrementarían la recuperación del P nativo del suelo y la adquisición del aportado por fertilización. G. Ferraris y V. Faggioli (2010). Recopilando datos del empleo de Pseudomonas fluorescens> en trigo, se encuentran incrementos medios del rendimiento entre un 5 a un 8%, siendo los resultados más consistentes observados cuando la inoculación fue acompañada de una adecuada fertilización con N y P. En estos ensayos, como promedio, la Eficiencia de Uso de N (EUN) pasó de 47 a 51 kg trigo/ kg N, y la Eficiencia de Uso de P (EUP), pasó de 181 a 195 kg trigo/ kg P, para tratamientos testigo e inoculado, respectivamente. A. Perticari (2021).
Azospirillumes el género de promotores de crecimiento (PGPM) más ampliamente estudiado. Está constituido por bacterias mutualistas no específicas capaces de habitar en la rizósfera de muchas especies vegetales, pudiendo estar presentes, tanto dentro, como fuera de las raíces. Son organismos fijadores de nitrógeno, cuya contribución tiene menor significado agronómico de lo estimado inicialmente. A Perticari (2021).
En la enumeración de microorganismos con características importantes para la producción agrícola podemos citar a los hongos. Hongos como Trichoderma harzianum (Th2), se caracterizan por tener diferentes mecanismos de acción – competencia, micoparasitismo, antibiosis e inductores de la defensa - que les permiten controlar un amplio espectro de patógenos. También contribuyen como promotores de crecimiento con una excelente compatibilidad con otros microorganismos como Bradhyrizobium japonicum.
Buenas Prácticas de Inoculación (BPI)
Para lograr una buena performance del inoculante, se debe prestar suma atención en el manipuleo de los organismos vivos con los que se trabaja. Ello incluye desde la calidad del inoculante, el almacenamiento adecuado, el tratamiento correcto de la semilla y las condiciones óptimas del lote que ayudarán a expresar todo el potencial de esta tecnología.
A continuación, se resumen en tres acciones directas, las recomendaciones para trabajar con inoculantes.
Para ahondar en mayores detalles sobre el tratamiento de estos organismos vivos, se podría tomar como referencia “Los 10 Sí de la inoculación” donde se analizan punto por punto la optimización en el uso de la tecnología.
El correcto tratamiento de la semilla con microorganismos ayuda a lograr la eficacia del proceso, y su respuesta agronómica. Ello incluye la compatibilidad con terápicos-enraizantes, la calidad de la formulación, la correcta dosificación, la uniformidad en la distribución sobre la semilla y el cuidado de la semilla tratada antes de la siembra.
Falta de oxigenación por compactaciones o anegamiento, sequía y deficiencias de fósforo o excesos de N2 en el suelo, son las principales limitantes externas al proceso de fijación.
Trabajar con productos confiables y con laboratorios que lleven trazabilidad de sus procesos, es un paso importante para ser exitosos en el uso de biológicos. A su vez, extremar cuidados en el tratamiento de estos insumos por parte de todos los actores que participan de la cadena – laboratorios, acopio, distribución –llevará a obtener respuestas ampliamente satisfactorias en los lotes.
Sobre la Mesa de Nutrición Biológica (MNB)
La MNB es una iniciativa convocada por Rizobacter que reúne a instituciones públicas, universidades y empresas con el objeto de brindar y promover conocimientos sobre microbiología aplicada para el manejo de los cultivos. Reúne a técnicos especialistas del INTA y de diferentes entidades educativas, especializados en microbiología y nutrición. Es un espacio de discusión y debate sobre la problemática de insumos biológicos y manejo de nutrientes dentro del sistema de producción global. Contribuye a la comunicación referente al uso de tecnologías que incluyan microorganismos.
Ing. Agr. Micaela Zaro - Matrícula profesional Nro 02828 -Miembro de la Mesa de Nutrición Biológica
Colaboradores en la nota: Ing. Agr. Fermin Mazzini y Gabriel Carini. Miembros de la Mesa de Nutrición Biológica.