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Calidad de semilla de soja 2020

Por Ing. Agr. Gabriel Mina, responsable de terápicos de semillas de Rizobacter

Como sucede habitualmente, la calidad de la semilla está influenciada por las características climáticas que tuvo el cultivo de soja durante la campaña anterior y también por las condiciones que recibió la simiente durante el almacenamiento y procesamiento para el guardado.

Respecto a las condiciones climáticas de la campaña pasada, la constancia de altas temperaturas –mayores a 32 °C– en la etapa final del cultivo de la campaña sumado a un período de estrés hídrico durante el llenado del cultivo causaron la interrupción del proceso de maduración.

En algunos casos, esta conjunción de factores provocó un desbalance fisiológico que alteró el proceso natural de degradación de clorofila de las semillas y, como consecuencia, originó la presencia de semillas verdes e inmaduras.

Asimismo, el gran estrés ambiental durante la etapa de cosecha hizo que se recolectaran las semillas con un muy bajo contenido de humedad y daños mecánicos como la pérdida de tegumento “descascarado” y el partido de la simiente.

En línea con estas situaciones, la calidad fisiológica de la semilla de soja para esta campaña presenta diferencias en cuanto a calidad germinativa, vigor y viabilidad.

En las pruebas que realizamos en nuestros laboratorios para evaluar la calidad germinativa de las simientes y el impacto de los terápicos, las semillas también demuestran respuestas diversas, en especial cuando se le agregan los curasemillas que son necesarios para garantizar la germinación uniforme en el campo (ver figura 1). 

calidad de semillas de soja 2020

 

Figura 1: análisis de PG tradicional en arena con dos tecnologías de curasemillas (química y biológica). 43 muestras analizadas de distintos sitios agrícolas.

Como indica esta figura, la calidad de la semilla es heterogénea, con un contenido de humedad que ronda entre el 9 y 11 % y niveles de daño muy elevados que varían del 7 a 15 %. Al agregar un curasemilla, estos niveles de humedad y el daño mecánico suelen disminuir el valor de germinación y más aún cuando la formulación del terápico es de síntesis química.

Elegir el terápico más conveniente

Ahora bien, ¿es recomendable el uso de curasemillas en estas situaciones? Sí, más que nunca nuestra recomendación es proteger las semillas con un terápico lo más amigable posible.

Para esto, es clave evitar formulaciones y activos que, por lo general, son más agresivos con la semilla (por ejemplo, ditiocarbamatos como el Tiram, benzimidazoles como el Carbendazim y/o Metil Tiofanato y estrobilurinas como Trifloxystrobin).

En cuanto a alternativa y oportunidad, la adopción de formulaciones biológicas –como es el caso de Rizoderma Soja, basado en el hongo Trichoderma Harzianum– resultan una ventana de tecnologías que pueden explorarse con ventajas de control efectivo y mayor cuidado de la semilla.

De hecho, técnica y fisiológicamente está demostrado que cualquier sustancia y/o activo que se aplique sobre la semilla genera cierto retraso en el proceso en la germinación.

Sin embargo, luego de más una década de ensayos con formulaciones biológicas, se constató que no generan estrés sobre la semilla y en la mayoría de los casos la germinación tiene una tendencia positiva en uniformidad de implantación.

Además, la falta de humedad que se vislumbra para el inicio de la campaña gruesa 2020 comprometería las condiciones de germinación y es una razón más para pensar que una protección más persistente y amigable con la semilla será determinante para alcanzar una implantación rápida y uniforme.

Por su parte, el bajo porcentaje de humedad que poseen las semillas y el nivel de daño mecánico también exigen la elección del curasemilla amigable respecto del activo fungicida y con calidad comprobada de formulación.

En tanto, la presencia de simientes con alteraciones en sus tegumentos, cotiledones y embrión es un sustrato muy accesible a los microorganismos de los suelos, que requieren la aplicación de tratamientos de semillas para su control. Estos patógenos son “oportunistas” y aprovechan las heridas o lesiones para producir la muerte de las semillas y las plántulas durante el período de siembra-emergencia.

Este proceso conocido como damping off es causado por un grupo de patógenos que están instalados en el suelo, entre los que se destacan: Rhizoctonia solani, Pythium spp, Phytophthora sojae, Macrophomina phaseolina y Fusarium spp.

Cuatro puntos clave

  1. Analizar la calidad de la semilla y, a partir de esa información, determinar el plan de manejo de cada lote. Análisis que no pueden faltar para tomar una decisión: poder germinativo, tetrazolio y vigor. Agregar un análisis patológico ayudará a conocer los patógenos que deben controlarse, con sus respectivos tratamientos. Todos los análisis deben realizarse curado y sin curar.
  2. Cuantificar el daño mecánico, porcentaje de humedad y peso de mil semillas que tiene la semilla.
  3. En semillas con alto daño mecánico (superior al 10 %) y baja humedad (menor a 12 %), buscar formulaciones amigables con la semilla y utilizar formulaciones readymix para evitar las mezclas de activos a campo.
  4. La semilla debe protegerse siempre, aun cuando el análisis de poder germinativo se vea disminuido por el curasemilla. Si la baja de poder germinativo es muy relevante, se recomienda no utilizar esa variedad y/o semilla para la siembra.